Después de haber pasado medio año alejada de todo lo que más me apasiona (mi profesión, mi clientela, mi estudio) y de haberme visto obligada a reinventarme mes tras mes por razones familiares que muchos de ustedes conocen y algunos han vivido de cerca.
Retomo todo este mi mundo, haciendo más protagonista mi estilo de vida, aquel del que les hablé en el último artículo y que hoy quiero rescatar haciendo algunas menciones:
Nuestro organismo, que es el más sabio de todos los mecanismos que existen hoy en día, nos envía constantemente señales, algunas más sutiles que otras. Unas pueden ser directamente de nuestro propio cuerpo y otras de los cuerpos de nuestros seres más queridos. Es de vital importancia que escuchemos estas señales, ya que están para pedirnos ayuda. Sí, las señales de nuestro organismo-cuerpo-mente están para mejorar la especie.
Hemos naturalizado una vida de riesgos y adaptación permanente sin preguntarnos ni siquiera de dónde viene el poder de vencer a esos riesgos y el poder de adaptarme a la supervivencia.
En este artículo voy a compartir de donde sacamos y a quien el organismo, le pasa más factura y a quien menos. Para esto hay que ser conscientes de qué relación tenemos con nuestro organismo.
RELACIÓN CON TU ORGANISMO
Antes de hablar de RELACIÓN deberíamos tener unas ideas de la diferencia entre enfermedad y salud.
Concepción de salud y enfermedad según enfoque gestalt
Las concepciones de salud y de enfermedad que sostiene este enfoque son las de maduración o desarrollo pleno de la persona y sus potencialidades dadas como salud.
Con una visión holística del hombre como un organismo integrado, la enfermedad es vista como una falla en la “autorregulación organísmica” (desarrollado en otros artículos), el síntoma es un mensaje de los aspectos de la personalidad que están en el fondo, que no son figura, y que es necesario escuchar y comprender, para poder integrar.
La salud es un estado que permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto en la medida en que no perturbe el desarrollo de sus semejantes (OMS.)
Un nuevo planteamiento consiste en cambiar nuestra relación con el dolor y el placer. Podemos dar un paso atrás y aprender a estar en calma en medio del dolor; podemos dejar que el placer llegue y luego desaparezca de forma natural. Eso es la serenidad.
Podemos incluso aprender a abrazar el dolor tanto como el placer, y todos los matices que hay entre ellos, viviendo de ese modo cada momento plenamente. Eso es la alegría. Aprender cómo pasar algún tiempo con dolor es esencial para lograr la felicidad personal. Puede sonar paradójico, pero para ser felices debemos abrazar la infelicidad.
Cuántas cosas hacemos que nos debilitan
Con la Gestalt se enfatiza el enfoque en el aquí y ahora, en cómo suceden las cosas, más que en el por qué de las mismas; puede ser individual o grupal. Se busca la responsabilidad en lugar del fracaso y el poder valorar objetivamente los beneficios secundarios que estamos obteniendo del conflicto.
Se plantea las emociones en el presente, evitando el pasado y el futuro, insistiendo en el momento. Es activa y confronta al paciente con sus contradicciones continuamente, y valora el lenguaje no verbal. A través de la Visualización e Imaginería: también es conseguir que uno llegue a estar mejor consigo mismo y con sus problemas utilizando la fuerza de la imaginación, poniendo en marcha los cinco sentidos.
¡Cómo mentimos a nuestro cerebro!
Empiezo a crear un sueño completo a partir de suposiciones, y hasta me creo una vida, cuando me cruzo con una persona y me sonríe: “Realmente le gusto mucho”. A partir de esto, en tu mente empieza una relación entera. Quizás, en tu mundo de fantasía, hasta llegues a casarte con esa persona. Pero la fantasía está en tu mente, en tu sueño personal.
Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse problemas. A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce muy bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer, nos sentimos realmente heridos y decimos: “Deberías haberlo sabido”.
Hacer suposiciones en las relaciones conduce a muchas disputas, dificultades y malentendidos con las personas que supuestamente amamos. En cualquier tipo de relación, podemos suponer que los demás saben lo que pensamos y que no es necesario que digamos lo que queremos. Harán lo que queremos porque nos conocen muy bien.
Si no lo hacen, si no hacen lo que creemos que deberían hacer, nos sentimos heridos y pensamos: Cómo ha podido hacer eso, Debería haberlo sabido,’. Suponemos que la otra persona sabe lo que queremos. Creamos un drama completo porque hacemos esta suposición y después añadimos otras más encima de ella.
El funcionamiento de la mente humana es muy interesante. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros. Tenemos millones de preguntas que precisan respuesta porque hay muchas cosas que la mente racional es incapaz de explicar.
No importa si la respuesta es correcta o no; por sí sola, bastará para que nos sintamos seguros. Esta es la razón por la cual hacemos suposiciones. Si los demás nos dicen algo, hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada, también las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos.
Incluso si oímos algo y no lo entendemos, hacemos suposiciones sobre lo que significa, y después, creemos en ellas. Hacemos todo tipo de suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar.
La mayoría de las veces, hacemos nuestras suposiciones con gran rapidez y de una manera inconsciente, porque hemos establecido acuerdos para comunicarnos de esta forma. Hemos acordado que hacer preguntas es peligroso, y que la gente que nos ama debería saber qué queremos o cómo nos sentimos.
Cuando creemos algo, suponemos que tenemos razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones para defender nuestra posición. Todas estas operaciones mentales nos llevan a que la relación con nuestro organismo no sea nutritiva, ya que el cerebro se cree todo lo que le dices.
Todas las mentes humanas son fértiles, pero solamente para la clase de semilla para la que están preparadas.
La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantan do semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento, y este crece.
Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero solo para la clase de semilla para la que están preparadas.
Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente, y prepararla para recibir las semillas del amor, de la paz y la confianza.
Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus opiniones, como la de que no servíamos para nadar, para los deportes o para escribir.
Alguien da una opinión y dice: “¡Mira qué niña tan fea!”. La niña lo oye, se cree que es fea y crece con esa idea en la cabeza. No importa lo guapa que sea; mientras mantenga ese acuerdo, creerá que es fea. Estará bajo ese hechizo. Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por entero, para bien o para mal, nuestras creencias.
Sabiduría corporal
Yendo al plano físico, por ejemplo, encontramos que la mucosa gástrica soporta un límite de acidez; sobrepasado este límite puede romperse, produciéndose heridas en ella que son las llamadas úlceras.
La regurgitación o reflujo gástrico (acidez) se produce cuando la digestión no es la apropiada, es decir, la función digestiva no se realiza con normalidad, esto puede ser debido a un exceso de ácidos en el estómago. El ácido produce ardor porque quema a la mucosa gástrica. La sensación de acidez no es más que el dolor, el síntoma de que algo anda mal.
El organismo tiende a equilibrarse y emplea a los minerales como el sodio, potasio, hierro, magnesio, calcio para neutralizar el ácido. Las consecuencias de esto es que hay un descenso de las reservas alcalinas, produciéndose un debilitamiento general.
Esto es un claro ejemplo de la sabiduría corporal que todos poseemos; ahora se preguntaran el porque se comienza este punto con algo totalmente físico y no psicológico, es pues que de esta forma es más fácil entender algo que todos nosotros hemos pasado y que en muchas ocasiones no nos damos cuenta.
Perls habla de “autorregulación organísmica” como la capacidad del individuo de regularse a sí mismo desde sus necesidades genuinas y en contacto con el ambiente, mediante un proceso homeostático.
Dicha autorregulación organísmica necesita apoyarse en los soportes internos o autosoportes del individuo, en su capacidad de darse cuenta o de percatarse de sí mismo, en su pensamiento o fantasía, sus emociones, y del entorno en el que se halla en el momento actual.
Es aquí cuando la protagonista es la RELACIÓN. A través de la relación que yo mantenga con mi organismo autoapoyándome en mis recursos y herramientas seré capaz de mantener y conseguir la homeostasis y autorregulación y en consecuencia SALUD.